El amor es como una flor, si lo riegas a diario puede florecer.
Pero no lo riegues con el agua que provenga de lagrimas que derramen los ojos tristes de quien te lo entrego. Riégalo con el agua más cristalina y pura que pueda existir. Hazlo con un amor real y verdadero, un amor sin mentiras y enredos. Un amor que sea la muestra más grande de que sabes amar, que tomas ese amor como un valioso tesoro que existe para los dos. Por eso cuando lo tengas frente a ti no dejes que se vaya. Decídete a vivir y disfrutar de los bellos momentos que te pueda regalar. No tengas miedo a sentirlo. Entrégate sin reservas y sin estimación no pongas frente a él una muralla que no te permita ver las grandiosas experiencias que puedes disfrutar si lo tomas y lo albergas en tu corazón.
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